martes, 16 de diciembre de 2014

AMOR (II)- Cartas

Carta de Martina

Querido P. (utilizaré iniciales por si algún cotilla de Estadística intercepta esta carta):
Hoy no voy a ir a clase y creo que tú tampoco deberías ir. Me he enamorado. Esta vez va en serio, no como las veinte veces anteriores. ¿Que qué me hace pensar que esta vez es de verdad? Que lo siento así y eso es suficiente, pero ya que me pides detalles te diré que pienso en él a todas horas: la primera cuando me levanto, la última cuando, con la luz apagada, me despido del whatssup. A veces, incluso, compruebo medio insomne si le ha dado por escribirme a altas horas en un arrebato de amor. Nunca lo hace porque sigue colado por su ex, que pasa de él. No tengo nada contra ella (cada vez que la nombra me permito el lujo de imaginármela como una muñeca de vudú con joroba), pero hay que ser MUY tonta para no corresponderle. Aunque sólo sea por esos ojos color miel que todo lo investigan, por esa sonrisa capaz de iluminar Cortylandia. Yo, en su lugar, no le habría dejado escapar.
Me dices que debería darle una oportunidad a R., que se le ve muy dispuesto, a A., con el que crees que tengo muchas cosas en común, o, al menos, a G., porque te conseguiría entradas para el tenis, pero mis oportunidades empiezan y acaban con él, porque con él todo fluye. ¿Qué sentido tiene que, como sueles decirme, "tres de cada cuatro tíos estaría dispuesto a pasar el resto de su vida conmigo (y el disidente es gay)" si el único con el que yo estaría dispuesta a pasarla se muere por los huesos de otra?.
Venga, olvídate de la clase y de esa tal A. y reúnete conmigo en la cafetería, en la mesa de siempre. Ya es hora de que dejemos de ser Pili y Mili y nos convirtamos en BrAngelina.
M.
PD: acuérdate de decirle a J. que firme por nosotros en la lista de clase.

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